miércoles, 20 de mayo de 2009

Competencia comunicativa

¿Qué temas debo conocer para entender lo que sigue?: Comunicación



Uno de los significados de la palabra "competencia" la define como una capacidad o habilidad que se tiene para algo. Cuando hablamos de competencia comunicativa nos referimos, por lo tanto, a la capacidad o habilidad que tenemos para comunicarnos.

Recordemos que "comunicarnos" tiene que ver con nuestra capacidad de entender al otro, y tambien de lograr que el otro nos entienda. Por lo tanto, nuestra "competencia comunicativa" puede ser buena, regular o insuficiente.

¿Qué elementos condicionan, o afectan nuestra competencia comunicativa?

Podemos señalar tres elementos:

Competencia lingüística: está conformada por todo lo que sé del idioma que uso. Desde mi vocabulario (si es escaso siempre tendré dificultades) hasta las estructuras sintácticas o las formas de sustitución que pueden usarse. Este conocimiento no siempre necesita ser especializado; muchas veces los buenos lectores lo han ido incorporando con el tiempo a través de las lecturas.

Competencia cultural: está conformada por todo lo que sé del mundo en el que vivo. Se considera "cultura" todo aquello hecho por el hombre. No sólo los "objetos" materiales (autos, casas, libros) sino también los objetos producidos por su intelecto (los conceptos de democracia, justicia, belleza, etc). Por lo tanto, todo aquello que sé que pasa a mi alrededor, en la sociedad y en el mundo, afectan mi forma de entender y valorar los mensajes. Si sé poco del mundo que me rodea, posiblemente no entienda críticas o problemas que son la causa de situaciones actuales. Por ejemplo, si no sé qué es un ecosistema, daré poca importancia a las denuncias que señalan acciones del hombre que lo perjudican, y además, sentiré que "eso" le pasa a otros, y no a mí.

Determinismos psíquicos: tienen que ver con los estados anímicos y psicológicos de los individuos. El cansancio, el temor, la exaltación, influyen en mi manera de recibir los mensajes, porque me predisponen positiva o negativamente. Una persona exaltada, por ejemplo, generalmente no escucha ni "procesa" (entiende) lo que le dicen, porque priva en ella una necesidad de desahogarse más que de comunicarse.

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